viernes, 23 de diciembre de 2011

La 'modernización conservadora' de la Escuela Pública

Desde hace ya unos meses venimos siendo testigos del ataque al que está siendo sometida la educación pública en nuestro país. Todo este proceso de precarización de la escuela pública que se está llevando a cabo de momento en las comunidades gobernadas por la derecha clasista y rancia de este país (PP y CiU mayormente), y que se va a implantar en todo el país ahora tras la llegada al poder de Mariano Rajoy, persigue lo que he tenido la oportunidad de estudiar en una asignatura del Máster de Formación del Profesorado de Secundaria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas.

El proceso actual es lo que se conoce como modernización conservadora. Del artículo 'Política Educativa sin Sociología' del profesor de la Universidad de Barcelona Xavier Martínez Celorrio, podemos ver que autores como Dale y Apple ya preveían que la mayor “libertad” de mercado en educación que se empezó a implantar en Inglaterra en los años 80 perseguía dualizar el sistema entre una red de escuelas de “máximos” muy autónomas y con escasa regulación estatal y una red de escuelas “mínimas” y mal dotadas pero sometidas a un control exhaustivo por parte del Estado. Este mismo sistema es el que se pretendía implantar en España con la maravillosa Ley Orgánica de Calidad de Educación (LOCE), que diseñó e implantó el amigo Aznar allá por 2003. Afortunadamente, lo primero que hizo Zapatero al entrar en el poder fue derogar inmediatamente esa ley de educación y diseñar una nueva.

Aún así, y viendo el panorama actual en el que las administraciones públicas gobernadas por PP y CiU no hacen más que desviar financiación pública de la escuela pública a la privada, merece la pena echar un vistazo a las consecuencias más evidentes de la implantación de este sistema de máximos y mínimos.

Lo que se describe a continuación han sido los efectos que ha tenido en el Reino Unido esa 'modernización conservadora' tan de moda, tan de moda aquí, porque allí lleva ya 30 años.

1. El sistema educativo queda fragmentado en sistemas locales competitivos, reforzando el aislamiento entre escuelas y casi anulando la participación de los padres. Reduce la colaboración entre profesores y empobrece su creatividad para hacer frente a las necesidades de los alumnos.

2. La elección de centro no produce mayor diversidad en el sistema sino una tendencia a una mayor uniformidad y restricción de elección. En lugar de dar lugar a la “diversidad horizontal”, se exacerba la diferenciación vertical entre escuelas que “funcionan” y escuelas devaluadas, que hace que las desigualdades ante la “calidad” se correspondan con el origen social y étnico del alumnado.

3. Se refuerza un modelo de escuela “académica” que se preocupa más por su atractivo exterior y sus instalaciones, que fomenta la disciplina interna y los métodos didácticos tradicionales, sin innovación pedagógica debido a la presión por los resultados que imponen las table leagues y la desigual financiación que reciben las escuelas según su mejor o peor posición en el ranking.

4. Se refuerza un clientelismo mutuo entre familias de alta renta y buen capital cultural con las escuelas aventajadas. La libertad de elección por tanto se convierte en la libertad de selección que ejercen las escuelas más demandadas, cuyo prestigio subyace en la exclusión selectiva de su clientela.

5. No mejoran los resultados del sistema sino que se amplía la desigualdad de resultados: se refuerza el rendimiento educativo de los grupos sociales ya favorecidos en detrimento de ampliar la desventaja con el grupo ya perjudicado por el sistema anterior, haciendo aumentar la segregación social y étnica y la extiende a escuelas que antes estaban integradas en barrios mixtos, interclasistas e interétnicos.

Se puede extraer, por tanto, los siguientes resultados:

1. Para autores como Brown, la modernización conservadora supone finiquitar dos conquistas sociales: el interclasismo democrático de la educación pública y la igualdad meritocrática como principio de ascenso social, que dejan su lugar a la “parentocracia”, donde es el nivel de riqueza y de preferencia de los padres el que determina la calidad de la educación de los hijos y su posterior éxito profesional, independientemente de sus capacidades y destrezas. El fin de estos dos principios por tanto es un mecanismo de cierre social, por la que las mejores posiciones y profesiones quedan reservadas para los hijos de quienes se pueden permitir “buenas” escuelas.

2. La educación “independiente” con respecto del Estado es un mecanismo de enclasamiento y de privilegio para eliminar la igualdad de oportunidades. Es un mecanismo de cierre social.

Ante este panorama que Pedro Piqueras calificaría de dantesco, grotesco o incluso apocalíptico, solo se me ocurre lanzar al aire las siguientes preguntas, a la espera de que algún iluminado sea capaz de contestármelas y transmitirme algo de esperanza:

- ¿Cuándo tendremos las próximas oposiciones en Cataluña?
- ¿Merece la pena el esfuerzo titánico que estamos haciendo aquéllos que estamos estudiando este máster? ¿De verdad no nos están tomando el pelo de mala manera y en nuestra propia cara?
- ¿Es justo que se carguen a toda una generación de profesores que está cargada de ganas por trabajar, enseñar y transmitir conocimientos?

En fin, se me ocurrirían un sinfín de preguntas más porque es un tema que me toca la fibra ya que realmente me indigna, sí, me indigna que se estén riendo de nosotros en nuestra cara y que no solo nos están poniendo las cosas más difíciles cada vez, sino que nos están invitando a irnos del país y buscar algo por ahí, al estilo décadas de los 50-60-70, cuando hordas de españoles inundaron Alemania y Francia, solo que ahora será Reino Unido mayormente.

A veces incluso me pregunto si merece la pena seguir estudiando el máster...


Podéis consultar toda la información acerca de esta 'modernización' de la escuela pública en: Martínez Celorrio, Xavier. 'Política Educativa sin Sociología'.

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